
Reducir la huella de carbono de la oficina puede parecer complicado al principio, pero en realidad existen muchas acciones simples que pueden marcar una gran diferencia. Desde la energía hasta el transporte, el mobiliario o los hábitos del día a día, cada gesto cuenta. En este artículo compartimos 10 medidas que puedes aplicar desde hoy para hacer tus oficinas más sostenibles, sin sacrificar el confort ni disparar el presupuesto.
Gestionar mejor la calefacción y el aire acondicionado
La calefacción y la climatización representan, de media, el 40 % del consumo energético de los edificios. Pero hay muchos gestos sencillos que ayudan a reducir este impacto sin necesidad de grandes obras.
Empieza por programar inteligentemente los sistemas: no tiene sentido calentar o enfriar los espacios cuando están vacíos.
Un horario tipo (por ejemplo, de 8 a 19 h entre semana) ya permite limitar los despilfarros.
Después, apunta a temperaturas razonables:
- Calefacción: entre 19 y 20 °C
- Aire acondicionado: entre 24 y 26 °C
Bajar solo un grado equivale a un 7 % menos de energía consumida. No se trata de pasar frío, sino de adoptar buenos hábitos.
Y para ir más lejos, una pequeña campaña interna puede marcar la diferencia. Un recordatorio visible —como cerrar las ventanas cuando está encendido el aire acondicionado— ayuda a reducir las pérdidas de energía.
Elegir un proveedor de electricidad 100 % renovable
Un empleado consume de media unos 2 000 kWh de electricidad al año.
En una empresa de 50 personas, eso equivale a unas 5 toneladas de CO₂ anuales, solo por los ordenadores, luces, servidores o máquinas de café.
La buena noticia: puedes reducir esa huella sin cambiar tus hábitos de consumo.
¿Cómo? Eligiendo un proveedor de energía 100 % renovable. Ese simple cambio puede reducir las emisiones casi a cero, según el proveedor elegido.
Amueblar con mobiliario reutilizado
Cuando pensamos en descarbonizar la oficina, rara vez pensamos en el mobiliario. Sin embargo, es un factor muy eficaz y fácil de accionar. A diferencia del consumo energético o los desplazamientos, el mobiliario se renueva de forma puntual, lo que representa una oportunidad perfecta para reducir el impacto.
La mejor opción: apostar por el mobiliario de segunda vida. Muebles recondicionados o reutilizados que siguen siendo funcionales, estéticos y mucho más sostenibles. El resultado: emisiones de CO₂ mucho más bajas y hasta un 50 % de ahorro respecto a los muebles nuevos.
Y si no sabes por dónde empezar, empresas como Fairspace te acompañan de principio a fin para crear espacios 100 % sostenibles y a medida.
Reducir el espacio por puesto con el flex office
El flex office puede parecer desconectado del tema ambiental, pero en realidad es una de las estrategias más eficaces para reducir la superficie… y las emisiones. Si tus puestos están infrautilizados, ¿por qué mantener tanto espacio?
Adoptando este modelo, puedes ajustar los metros cuadrados a las necesidades reales. Menos superficie significa menos calefacción, menos climatización, menos luz… y por tanto, menos emisiones (y menos costes).
Según el barómetro Actineo 2025, el 77 % de los empleados se sienten más eficientes trabajando a distancia.
Quizá sea el momento de experimentar un modelo más flexible, optimizado y sostenible.
Aprovechar al máximo la luz natural
La iluminación representa cerca del 10 % del consumo eléctrico total en Francia y hasta un 60 % en los edificios de oficinas.
Aprovechar la luz natural es una forma sencilla y eficaz de reducir el gasto energético y mejorar el confort.
La luz natural también mejora la concentración, el estado de ánimo y la productividad.
Algunas ideas prácticas:
- Instalar ventanales grandes o ampliar las aberturas.
- Usar pinturas claras o materiales reflectantes para aumentar la luminosidad.
- Evitar tabiques opacos y optar por vidrio o materiales translúcidos.
Fomentar el transporte sostenible
Un empleado francés emite de media 0,7 toneladas de CO₂e al año solo por los desplazamientos al trabajo.
Una cifra considerable a escala empresarial.
Pero hay medidas sencillas para reducir este impacto sin imponer restricciones.
El objetivo no es culpabilizar, sino acompañar el cambio de forma positiva. Por ejemplo:
- Subvencionar la compra de bicicletas eléctricas.
- Reembolsar al 100 % los abonos de transporte público.
- Instalar aparcamientos seguros para bicicletas o puntos de recarga eléctrica.
Elegir proveedores y productos sostenibles
Cada proveedor —material de oficina, café, agua, equipos informáticos, limpieza— genera su propia huella. Pero también son oportunidades para mejorar.
No hace falta cambiarlo todo de golpe: empieza por lo más fácil, como elegir café responsable o fuentes de agua sostenibles. Avanzar paso a paso es la clave.
Realizar mejoras energéticas
Buena parte de las pérdidas de energía proviene de la calefacción, la climatización y la mala aislación.
Muchos edificios de oficinas antiguos son verdaderos coladeros térmicos. Renovar, aislar, cambiar ventanas o mejorar la ventilación puede reducir drásticamente el consumo.
Y si no es posible hacer grandes obras, empieza con pequeños gestos: colocar burletes en las ventanas o protectores en las puertas ya ayuda a reducir las corrientes de aire.
Incorporar plantas locales y de bajo consumo de agua
Las plantas son grandes aliadas en la oficina. Además de decorar, ayudan a regular la temperatura y mejorar la acústica. Elige especies locales o adaptadas al clima, que necesiten poca agua.
Así reduces el impacto ambiental y facilitas su mantenimiento.
Si no sabes por dónde empezar, pide consejo a un florista o a un proveedor especializado.
Adoptar buenos hábitos en la oficina
Descarbonizar también es una cuestión de mentalidad colectiva. Las acciones individuales cuentan, pero la dinámica de equipo marca la diferencia.
No se trata de dar lecciones, sino de implicar a todos explicando lo que se hace, por qué y qué resultados se consiguen. Una comunicación simple, transparente y positiva es la clave para mantener el compromiso.
Conclusión
Descarbonizar la oficina no es una revolución, sino una evolución por etapas. No hace falta cambiarlo todo de la noche a la mañana: lo importante es avanzar con sentido común, de forma progresiva y colectiva.
Aplicando estos 10 principios, sentarás las bases de un entorno laboral más sostenible, eficiente y alineado con los retos del futuro.

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